Obviamente, un festival de la talla de Guitarfest consiste en darle el espacio merecido a los grandes exponentes nacionales y Benjamín Lechuga debe ser, por lejos, el referente más importante de la guitarra durante los últimos dos años. Tanto al frente de los progresivos Delta -al frente desde hace más de una década- como en su faceta solista, el eximio guitarrista nacional no tiene empacho en lucir sus credenciales con la misma clase que le valió haber estudiado en Europa una vez ganada la beca de Steve Vai, y es en el escenario donde aquella categoría se expande sin que nada ni nadie pueda impedirlo. Un recinto colmado desde temprano presenciando un set de primer nivel, con el bajista Marcos Sánchez y el baterista Felipe Cortés completando el equipo con una solidez contundente y un sentido del espectáculo cuya fluidez seductora ha hecho del combo un acto en vivo de primer nivel, sin importar el escenario. Mención también para la excelente cantante argentina Paula Loza -voz y corista de Animals, tributo trasandino a Pink Floyd-, cuya interpretación evocando a figuras como Claire Torry y Theresa Tomasson en pasajes como “Introspection” y “Waiting for a Miracle” le da al trío un aura tan cálida como electrizante. En poco menos de una hora, Lechuga no solo impuso términos a nivel musical, sino también nos recordó que la técnica -“virtuosismo” lo llaman el común de los mortales- y la actitud van de la mano Humanidad y arte, fundamentales unidas entre sí para sobrepasar cualquier barrera existente y por haber.
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